EláElá es una fábrica de helados artesanales y naturales ubicada en Palma de Mallorca, España. Una marca honesta, que vende helados hechos con azúcar, pero de la mejor manera: con ingredientes provenientes de una agricultura sostenible y ética, priorizando el producto local, sin agregados industriales ni ingredientes raros imposibles de pronunciar (y digerir). EláElá promueve la felicidad y la alegría de vivir, porque ser feliz es saludable.
Desde el comienzo nos propusimos crear una marca divertida y vibrante, nacida para la playa. Para crear el nombre, buceamos en los recuerdos de nuestra infancia, en el ritual de las vacaciones, en los días de verano. Así llegamos al grito del heladero, tan simple cómo significante, que tantas emociones genera y puede condensar un montón de recuerdos a partir de la repetición de una sola palabra: “Heladooo Heladooo”. Y así surgió EláElá, como la versión contemporánea del famoso heladero de nuestra infancia.
Una vez definido el nombre, comenzamos a pensar cómo darle una voz personal, cercana y honesta a la marca. Para eso, nos apropiamos del tema de la dulzura, un tanto boicoteado y pasado de moda: si los helados contienen azúcar (aunque sea poco, lo tienen) entonces no podemos decir que son 100% saludables… pero, en su justa medida, no pueden ser malos. Todo esto, unido al hecho de que el creador de la marca es DJ, nos llevó a buscar frases de canciones que hablaran de la dulzura, tanto en inglés como en español, y así se fue armando un tono de voz romántico, con un humor ácido y lúdico, que va desde Sweet Dreams de Eurythmics hasta Quién me va a curar el corazón partío de Alejandro Sans. El toque final de la identidad verbal se lo da el tagline “Ice Cream Lovers” que sintetiza la idea del amor por lo dulce.
Para que la marca no se vuelva empalagosa, complementamos lo anterior con la elección de una tipografía de diseño suizo, noble y austera, como lo es la Neue Haas Grotesk, precursora de la Helvética. Le dimos personalidad al logo a través de un diseño manual, con bastante peso, y elegimos una paleta cromática súper vibrante y amplia, evitando el negro, para que fuera siempre brillante. La identidad visual se completa con un sistema de ilustraciones simples pero muy pícaras, que funcionan como stickers; y fotografías muy pensadas: algunas con doble sentido, otras con mucho glamour, y otras simplemente divertidas.
